OPINIÓN
Cambiando nuestro mundo
Estas últimas semanas han sido importantes para nuestro país. Vivimos convulsionados por la corrupción, la delincuencia y andamos en un vaivén político que nunca termina. Se han dado pasos importantes para desenmascarar a los personajes que tanto daño le han hecho al país, transitamos hacia un cambio que llega a pasos muy lentos si lo comparamos con la voracidad que la sociedad quiere un cambio.
Sin embargo, la propia gente que desea un cambio toma carreteras, no respeta a la autoridad, busca maneras de sacarle la vuelta a las cosas y termina aprovechándose de lentitud en poner orden. Es una dicotomía diaria la que vivimos, TODOS los días es exactamente lo mismo. Hemos perdido de vista el concepto de la integridad y solo nos quejamos de la integridad de autoridades y políticos sin darnos cuenta de que educamos a nuestros propios hijos en lo mismo.
Justo hoy, una amiga que se encuentra de viaje en el extranjero con una promoción de colegio me contaba como algunos padres e hijos de otro colegio que se jacta de seguir valores marianistas estaban todos los días ebrios en la piscina y durante la primera noche habían estado faltándole respeto a varias adolescentes. Y claro en vez de poner orden a sus propios hijos, se lo celebraban como si fuera un éxito violentar mujeres en desarrollo o como si fuera permitido hacer lo que le venga en gana (sin límites) porque se encuentran fuera de su entorno social. Estos son los jóvenes que mañana harán exactamente lo mismo de adultos. Y el problema radica justamente en eso, en no darnos cuenta del daño que le hacemos no solo a nuestros hijos, sino al entorno que tiene que lidiar con ellos.
Por eso, antes de mirar inconductas en nuestras autoridades, pregúntate si tú no estás actuando de la misma manera. Sólo dándonos cuenta de lo que hacemos y cambiando las actitudes negativas que tenemos, podremos ir cambiando el mundo donde vivimos.